He vivido este tiempo como una loba herida.
He lamido y llorado cada cicatriz.
He sido salvaje, rebelde, desolada.
He regado con las flores de mi instinto
el hielo de tanto desamor.
Pude reconocerme huérfana y habitante
de mi cuerpo desmadrado.
Y luego, poco a poco, me dejé llevar por mi regazo.
Me acuné hasta dormirme.
Soñé mi propio nacimiento.
Y me parí.
Rosada y tibia.
Tan libre, tan mía.
©Germana Martin
Arte que acompaña el texto: Alexandra Dvornikova